La historia de un perro callejero que vivía en el desierto de Evans Creek (Washington) comenzó a correr por la localidad, y Amanda Guarascio y Dylan Parkinson decidieron buscarlo y llevarlo de vuelta a la ciudad. Fue así como un perro sin casa ayudando a mujer encontró su propia salvación.
La pareja llegó al lugar y vieron al perro desnutrido. Después de varias horas de intentar persuadirlo con comida, decidieron intentar algo un poco más apetitoso y compraron perritos calientes. Aunque el cachorro los aceptó, no subió al auto.
Volvieron al día siguiente y decidieron que un acercamiento no convencional era necesario ganar la confianza del perro. En lugar de darle comida, apelaron al sentimiento del perro: Amanda se tendió en el suelo fingiendo estar herida. El cachorro, que desde entonces se llama Baby Bear, se acercó para ver qué le pasaba a Amanda. Sin embargo, Bear perdió el interés.
Ella volvió a intentarlo: “me acerqué a Bear. Gruñí un poco, empecé a llorar y bostezar, y continué acercándome lentamente hasta que por fin estaba junto a Baby Bear”, cuenta Amanda.
Las dos horas siguientes calentó el cuerpo del perro acariciándolo. Cuando finalmente fue capaz de deslizar la correa alrededor de su cuello, Bear estaba demasiado cansado para moverse. Así fue como lograron llevarlo al veterinario.
Amanda y Dylan ahora buscan la familia de Bear, ya que creen que probablemente estaba con ellos en Evans Creek y se alejaron del sendero, perdiéndose. Pero no te preocupes: si su familia actual no es encontrada, el Santuario Useless Bay le encontrará un nuevo hogar a este hermoso perro.
Fuente: The Dodo