Una tarde de junio pasado, Yves-Claude Arbor, de 73 años, caminaba por una calle de Soho con su perro de 5 años Sammie. Mientras cruzaban la calle, una mujer en un jeep golpeó al perro y el animal quedó debajo de la parte delantera del auto. La gente comenzó a gritar y golpear las ventanas del jeep, instando a la mujer a detenerse. Pero siguió avanzando y cuando cambió la luz del semáforo, aceleró. Afortunadamente, la única parte del cuerpo del perro que fue golpeada por la rueda fue una pata.
Sammie fue llevado al Blue Pearl Animal Hospital y llamaron a la policía. Los oficiales llegaron al hospital, pero dijeron que no sabían cómo presentar un informe, y tres visitas subsiguientes a diferentes distritos revelaron el mismo problema.
En el estado de Nueva York, los perros son legalmente considerados propiedad más que seres sensibles. Dejar la escena después de lesionar a un animal se castiga con una multa máxima de 100 dólares por una primera vez, y no más de 150 por una reincidencia. En 2015, Francia y Nueva Zelanda cambiaron sus leyes para reconocer a los perros como seres sensibles, y el verano pasado un tribunal de Oregon hizo lo mismo.
“Me di cuenta de que no había ningún punto en perseguir a la conductora, aparte de confrontarla. Si la llevara a una corte de reclamos menores, sólo me darían el valor de reemplazar a mi perro, como si reemplazara una tostadora “, dijo Arbor.
Por ello, Arbor lanzó un movimiento popular dirigido a cambiar la ley de Nueva York, y formó una organización sin fines de lucro llamada Dogs are not toasters (DANT). Ha iniciado una petición que ya tiene casi 500 firmas, y pronto lanzará una campaña de Kickstarter para recaudar dinero para contratar abogados.
Charles Mirisola, un abogado de Manhattan no asociado con Arbor, está de acuerdo en que la ley necesita cambiar. “Desafortunadamente, aunque muchas personas consideran a sus perros miembros de la familia, bajo la ley estatal de Nueva York son simplemente propiedad. Incluso si un perro es herido por un auto, o atacado por otro perro, el dueño no puede demandar sólo por el dolor que ha causado la situación”.
Después de cuatro días en el hospital y 11.000 dólares en cuentas médicas, Sammie se ha recuperado, pero Arbor dice que su cruzada va más allá del amor que él le tiene a su hijo perro: “si los perros fueran reconocidos como seres conscientes, estarían protegidos de una serie de problemas. Esto no es sólo sobre Sammie, se trata de cambiar la ley”.
Fuente: New York Post