Porque el amor incondicional sana el alma y porque el cariño hacia una mascota es inexplicable, Rebane Chili pidió como último acto de amor, poder despedirse de su hermoso perro Ritchie, pues por estar tanto tiempo internada en el hospital, no había podido verlo.
La mujer de 40 años de edad se encuentra gravemente enferma –padece cáncer terminal- pero a pesar de su estado de salud no se olvidó de su perro y pidió como una de sus últimas voluntades que le llevaran a Ritchie y poder darle cariño.
Consciente de su situación, Rebane solicitó al personal del Hospital Ernesto Dornelles de Porto Alegre, Brasil, que le dieran la oportunidad de estar una vez más con su fiel mascota.
Ante la emoción y lágrimas de médicos y enfermeras que admiraban la escena, Ritchie pudo reencontrarse con su querida humana; cuando la vio no pudio evitar olfatearla, reconocerla y emocionarse de estar una vez más con ella llenándola de lamidas como símbolo de amor y emoción.
Por su parte Rebane, quien se encuentra en una camilla y con una mascarilla de oxígeno no pudo contener su alegría y aunque débil empieza a acariciarlo.
Este reencuentro fue grabado por el personal del hospital y quedará grabado en la memoria de quienes han leído esta conmovedora historia.
Si bien es cierto que este tipo de experiencias mejoran bastante el ánimo de los pacientes, Bárbara Cristine Heck, la psicóloga del lugar externó que Chili ya estaba viviendo un proceso de apatía y resignación ante su situación. Pero eso no le impidió que al ver a su hijo de cuatro patas pudiera hablar y expresarse más.
Aunque también informó que la enfermedad de la paciente ya es demasiado grave y han probado todos los tratamientos posibles sin ningún resultado, el hecho de vivir un momento de alegría al ver a su perrito es una manera de tener un final con ganas de luchar.
Definitivamente esta conmovedora historia nos deja una gran reflexión de amor hacia los animales, recordar que ellos también sienten y son capaces de sacarnos las mejores sonrisas aún en los peores momentos, aún en las peores enfermedades y más aún en el final de nuestras vidas.
Fuente: Diario Correo