Nadie sabía por qué el dueño de Lucy se negaba a renunciar a ella, pues casi todos los días le daba una paliza. Quizás era porque en Egipto los perros de raza son un símbolo de estatus.
Pero un día la golpiza fue brutal. Su dueño se molestó por alguna razón desconocida, y casi mata a Lucy descargando su ira. La perra, que tenía apenas un año, fue pateada en repetidas ocasiones y se cree que fue golpeada con un ladrillo. Le rompió ambos lados de la mandíbula.
Después de oír del ataque, un grupo de rescate en El Cairo trató de persuadir propietario de Lucy a renunciar a ella, pero seguía negándose. Entonces el grupo se puso en contacto con una organización de rescate animal estadounidense llamada Special Needs Animal Rescue and Rehabilitation (SNARR).
Mientras Lucy recibía atención médica, el grupo egipcio ideó un plan. “Le dijeron que Lucy murió y que la llevaban en avión al aeropuerto JFK,” cuenta Lauren Connelly, de SNARR. “Si no lo hubieran hecho, probablemente habría sido golpeada y hubiese muerto de hambre porque no podía comer con la mandíbula rota”.
Gracias a una red de voluntarios, Lucy viajó desde Nueva York a Pittsburgh, donde pasó su primera noche en la casa de Connelly. Por la mañana, Lucy fue llevada al hospital. Aparte de su mandíbula destrozada, su boca estaba infectada. Poco a poco, la infección disminuyó.
El siguiente paso era llevar a Lucy a un especialista en ortopedia, que básicamente reconstruyó la mandíbula desde cero. Durante un tiempo, Lucy llevó un corsé para que sus huesos pudieran soldar correctamente.
Hoy todo el mundo ama a Lucy, que es un ejemplo de que el cariño siempre prevalece frente a la violencia. Ahora solo falta que encuentre un verdadero hogar.
Fuente: The Dodo