Esta es una hermosa publicación que Conchi Moreno en su facebook Drako Paco publicó en el 2015 y desde entonces ha conmovido a muchos y sido compartida más de 11mil veces:
Mi perro no es mi hijo. Estoy harta de escuchar a la gente decirme tratas a tu perro como si lo fuera “.
Sé que no es mi hijo, pero es mi perro! Tengo un perro que me encanta y que a diferencia de un hijo, nunca será mayor de edad mentalmente, no se irá de casa y no me cuidará cuando sea anciana.
Nunca será independiente ni autosuficiente: siempre va a necesitar de mí para comer, beber o simplemente hacer un poco de ejercicio.
Nunca será adolescente y no oiré las frases típicas de esa edad ” tú no me entiendes ” o ” que bolas que eres mamá “, pero tampoco escucharé nunca ” te quiero “, ” gracias “, ” te necesito “.
No me juzgará, no pondrá en mis ideas y mis decisiones. A diferencia de un hijo, nunca veré una parte de mí en mi perro, ni física ni mental. Es decir, no tiene ningún carácter hereditario.
Veré a mi perro crecer y envejecer. No sólo seré quién cuidará de él en esa etapa, pero también quien lo verá irse para siempre. Inevitablemente.
Simplemente, este será nuestro destino. Mi perro es un animal, no una persona y mucho menos mi hijo.
A pesar de ello, sí, soy su madre. ¿Irónico? Cómo puede ser posible?
Creo que quede bien claro lo que es un hijo, pero… una madre? ¿Qué crees que es una madre?
Una madre es esa persona maravillosa que se sacrifica por sus hijos, que tiene cura y que cambia su vida por el bienestar de su familia. Una madre mima, educa y ama incondicionalmente.
Por todo esto, mi perro no es mi hijo, pero yo sí, soy su madre. Soy todo lo que tiene, soy el líder de la manada.
No soy su dueño. Para Él soy parte de su familia, de lo que para un perro puede ser una familia. Siento pena por quienes no logran entenderlo porque nunca sabrán lo que significa sentir amor por una cosita que no habla, que no madurará y que no se expresa como un humano.
Nunca podrán tener lo que yo poseo en observar esa mirada con la que mi perro me lo dice todo. Mi perro no es mi hijo, pero yo soy su madre y gracias a mí, lleva una vida sana, plena y feliz.
A cambio de lo que para una persona es casi nada, para él soy su “todo”. Madre-Hijo es una conexión natural, sin duda inigualable.
Sin embargo, la conexión con un animal no lo es y no todos pueden vivir esta sensación tan maravillosa.
Sólo espero que los hijos de quienes no conciben este amor y no entiende la importancia de un animal para algunas personas, puedan un día tener un animal y obtener esa conexión que yo tengo con mi perro.
Autora Conchi Moreno
Crédito Foto: christingasner / 123RF Stock Photo