Rosie tiene un trabajo importante: es un perro de terapia. Ella ayuda a las personas que están en un hospital, en un asilo de ancianos, o en una escuela y los anima a seguir adelante.
Rosie y su madre, Shana Horn, visitaron el año pasado el Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York, el Hogar Judío en Rockleigh y el Círculo de Amistad del Condado de Bergen. Como el instituto se encuentra en Manhattan, han tenido que utilizar el autobús expreso de New Jersey Transit para llegar allí.
El problema es que, como en los aviones y la mayoría de los trenes, a menos que sean perros de servicio, se requiere que usen un kennel para tener derecho al servicio de transporte. Sin embargo, estar dentro del kennel estresó a Rosie, lo cual no permitiría que ayudara a las personas como siempre lo hacía.
Así que Shana decició iniciar un cambio. En primer lugar, llamó al servicio de atención al cliente de New Jersey Transit, en vano. Así que contactó al alcalde, quien la remitió a la Senadora Estatal de Nueva Jersey, Loretta Weinberg.
Fue la senadora quien hizo rodar la pelota y marcó la diferencia: comprendió que Rosie tenía un trabajo importante que hacer, y que estar obligada a viajar encerrada estaba interfiriendo con su capacidad para hacer ese trabajo lo mejor que podía.
Con la ayuda de la senadora Weinberg, Debbie Francica de la oficina del senador y NJ Transit, Shana y Rosie recibieron una carta que les permitía acceder a los autobuses de Nueva Jersey sin un kennel.
Por ahora, la Senadora ha dicho que no hay planes de promulgar una ley que permita que los perros de la terapia del estado puedan montarse libremente en los autobuses, pero la compañía de tránsito de Nueva Jersey se ha abierto voluntariamente a permitir el acceso de perros en estos casos.
Fuente: Barkpost