La constancia de Heidi Schermerhorn-Wagner le salvó la vida a un perro que llevaba una vida cruel. Le tomó dos años, pero lo logró. El perro, llamado Jade, vivió en una propiedad en Carolina del Sur durante mucho tiempo.
Afortunadamente, Heidi vio a Jade a través de las rejas cuando pasó por primera vez por el lugar.
El perro se encontraba en un pozo de barro de un patio, cubierto de basura. “Me acerqué hasta la reja y se puso feliz cuando traté de tocarlo”, cuenta Heidi, quien rogó a la familia que liberara al perro para que ella lo cuidara. Pero la familia siempre se negó, diciéndole que nunca tendría a Jade.
La imagen del perro sufriendo la acompañaba día y noche. Así que puso una foto en la oficina de rescate que ella fundó, Boxer Butts & Other Mutts. Un día recibió un mensaje del refugio de Anderson County en Carolina del Sur: “llame de inmediato“.
Cuando llegó al refugio, se encontró con una gran sorpresa: Jade había sido entregada, y le ofrecían llevarla a su casa. Desde ese día, no hay nada que se interponga entre Jade y Heidi.
Por supuesto, el perro había sido sometido a malas condiciones de vida y tenía problemas médicos que debían tratarse. Sus orejas son muy sensibles debido a las picaduras de animales, tiene un gusano en el corazón, y heridas afectivas debido al maltrato que recibía.
Sin embargo, el amor puede hacer mucho por un alma. Incluso exorcizar demonios. “Todos los días veo que sale más de su caparazón y, literalmente, trata de saltar en mis brazos. Le encanta que la cargue como un bebé”, cuenta Heidi.
Jade llegó en un momento amargo para Heidi: justo cuando perdió a su mejor amiga perro Ana, quien la inspiró a crear su fundación de resate animal. Pero justamente Jade le ayuda a sanar su dolor: “Ni siquiera puedo poner en palabras lo feliz que soy al cuidarla. No hay palabras, solo lágrimas de felicidad”.
Fuente: The Dodo