Cuando nuestro hijo perro hace alguna travesura, sabe perfectamente bien lo que sucedió y sus ojitos o la posición que toma lo delatan fácilmente, a veces podemos suponer lo que nos diría si pudiera hablar y el 99% de esos momentos, lo único que ocasiona es que nos derritamos de ternura al ver la travesura que hizo y como se comporta.
Volvimos a imaginar que es lo que diría nuestro hijo perro si lo descubriéramos en pleno acto y esto fue lo que resultó.
1. Se preocupa de lo que leemos: Imagina que vas entrando a la cocina o a la sala y lo ves en el piso con el periódico hecho añicos, creemos que estos ojitos dirían “Es que el dólar volvió a subir papi, y no quería que te preocuparas” ¿o no?
3. No titubean si de salvar nuestra vida se trata: Tuviste un día pesado en el trabajo, llegas con ganas de acostarte por un rato en ese maravilloso sillón en la sala, cuando oh oh… tu hijo perro está envuelto en unas tipo plumas color blancas.. se comió los cojines, te mira atento como diciendo: “¡No lo vas a creer! pero escuché un ruido súper raro en esos cojines, era una bomba y ¡explotó! suerte que estaba aquí para verificar que nada más pasara”.
4. Son buenos críticos de nuestros guisos: Te inspiraste un poco y se te ocurrió cocinar un pay, lo dejas a que se enfríe en la mesa y te vas a seguir haciendo tus cosas, regresas y el pay volteado con restos de comida, sospechas que sucedió y entonces tu hijo perro podría decirte: “Sabes, ¡hoy te quiero más que nunca! por cierto tenía que asegurarme de que el pay estuviera rico y ¿qué crees? Me supo delicioso, cocinas muy bien”.
5. Siempre están dispuestos a revisar nuestras tareas: Pasamos toda la noche realizando un trabajo para la escuela y antes de irnos pasamos a la cocina por algo de comer, al regresar lo vemos con nuestra tarea en el piso y con esa cara dirá: “Creo que pudiste hacerlo mejor y para que no te regañe el profesor, me comí tu tarea, así podrás hacerla de nuevo y ¡sacar un diez!”