Rosa Margarita Suárez, era una mujer que vivía en Cuernavaca, Morelos, quien en vida era amante de los animales y en el caso de los perros callejeros, siempre que podía ayudarlos, lo hacía, razón que la llevó a alimentar por años a los que vivían cerca de su casa.
Tal como si adivinarán la hora, varios de los perros callejeros de la colonia en la que vivía Rosa Margarita, asistían a la puerta de su casa para esperar su ración de comida y el amor que la mujer les brindaba a diario. Sin embargo, Rosa nunca pudo adoptarlos a todos por falta de espacio en su casa, y aún siendo sus recursos económicos limitados, no faltó un solo día que sus amados peludos no recibieran alimento.
La historia se dio a conocer a través del Blog “Life with dogs”, pues al morir Rosa Margarita, por increíble que parezca, los perros asistieron al funeral. Tal escena fue tan conmovedora que incluso la hija de la difunda público a través de las redes sociales unas fotografías con la leyenda “Les compartiré las imágenes del día más triste de mi vida y lo hago solo por que sucedió algo maravilloso” “Juró por Dios que fue algo hermoso”.
Al principio se creía que los perros pertenecían a los veladores de la funeraria, pero al preguntarles, ellos aseguraron no haber visto antes a los caninos, los cuales denotaban una expresión triste y se acomodaron alrededor del féretro. E incluso, cuando el cuerpo de la difunta fue transportado a la iglesia, los perros siguieron la carrosa, esperaron a la puerta de la iglesia para finalmente acompañar de nuevo el cuerpo pero está vez al tanatorio, y partir del lugar.
La hija de Rosa Margarita, no tenía duda alguna y aseguró que esos perros, eran los que su madre en vida alimentaba a diario.
“Mi madre fue amante de los animales, no podía toparse con alguno y no darle un poco de comida. Incluso eran primero ellos y luego ella”.