La presencia de excrementos de perros en las calles de Málaga, España, será controlado con pruebas de ADN obligatorias para todos los perros (hay aproximadamente 100.000 en la ciudad). Así, los dueños propietarios tendrán que asumir el análisis genético de sus perros, que en el momento en que queden regularizados portarán al cuello una chapa con su nombre y un número identificativo. Esta medida también persigue frenar el abandono y maltrato de los perros.
Los resultados del perfil de ADN, de aproximadamente 35 euros, se añadirán a los datos del perro en el registro municipal gracias al microchip. Todos los dueños de mascotas están obligados a efectuar el chequeo genético y, en caso de no hacerlo, se enfrentarían a una multa de entre 110 y 130 euros.
El servicio ordinario de recogida de animales y aves será el encargado de controlar la vía pública, y cuando se tope con un excremento, lo cogerá y lo enviará a analizar. Málaga es la primera gran ciudad española que obliga a la realización de pruebas de ADN canino.
Los perros acogidos en refugios y los que estén en proceso de adopción están exentos de someterse a esta norma hasta el momento. También lo están los perros lazarillo y los destinados a labores de seguridad.
El estudio de la ordenanza se ha prolongado durante un año y medio y ha contado con la colaboración de colectivos animalistas, asociaciones veterinarias y criadores. El texto contempla que las mascotas puedan acceder a cualquier tipo de establecimiento público, salvo que exista una prohibición expresa por parte de su titular.
Fuente: El País