Así como podemos dividir al mundo en dos tipos de personas: los amantes de la pizza o los amantes de las hamburguesas; o bien, los amantes de la Coca Cola y los de la Pepsi, podríamos decir, desde el mundo de las mascotas, que existen dos tipos de personas en este mundo: los del club del can, o sea los amantes de los perros y los del club del felino, es decir, amantes de los gatos. La Universidad de Texas en Austin hizo un estudio para determinar qué diferencias tienen entre sí uno u otro grupo.
«Hay una creencia cultural que indica que la preferencia de una persona por un perro o por un gato dice mucho sobre su personalidad» menciona Sam Gosling, un docente del Departamento de Psicología que se ha encargado de estudiar los rasgos de la personalidad humana desde cosas tan cotidianas como ésta.
Aunque sabemos que no debemos caer en ningún extremo —todo extremo se convierte en prejuicio—, podemos deducir que hay algunas particularidades, que aunque no determinan por completo a una persona, sí muestran algunas similitudes entre miembros de un grupo.
El trabajo de Gosling es una de las muchas perspectivas, donde podemos conocer lo que tienen en común las personas perrunas y las personas gatunas. El estudio afirma que sí hay grandes diferencias entre la personalidad de cada uno. Es decir, el vínculo entre el ser humano y su mascota es tan cercano que la influencia de las mascotas en la personalidad de la gente es muy grande.
Como parte del estudio, 4767 voluntarios fueron entrevistados. Se les pregunto si se consideraban parte del club del can o del club del gato, el club de los dos o de ninguno. Al mismo grupo se le hizo una prueba que medía las cinco dimensiones de la personalidad según la psicología.
Los descubrimientos
46% de las personas se describieron como amantes de los perros.
12%, como amantes de los gatos
28% como ambos
15% como ninguno
- Las personas amantes de los perros eran un 15% más extrovertida, 13% más agradables y 11% más conscientes que los fanáticos de los gatos.
- Los del club gatuno son 12% más neuróticos pero 11% más abiertos que los del club perruno.
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